sábado, 6 de septiembre de 2008

Cucharita

Llueve y vos te quedaste allá. Yo me vine para acá aunque llueva. Te extraño más que nunca porque llueve. Te quiero más que siempre porque llora el cielo. Pienso más en vos porque el cielo está gris. Sonrío como siempre, porque las gotas son gordas. Escucho tu música porque la trae el agua. Y aunque vos estés allá, y yo esté acá, nos vamos a ver. Me acuesto a dormir la siesta porque llueve, y quizá nos veamos. Quizá nos encontremos en mi sueño. Nos vemos ahí, llueve, y hacemos cucharita. Y sigue lloviendo.


“Llueve y no parece que vaya a parar” (Jorge Drexler)

martes, 2 de septiembre de 2008

Mayoría de edad

El 1 de septiembre es un día fácil de recordar como cumpleaños de alguien: porque es el primer día del mes y porque septiembre es un mes de nombre largo, qué se yo. Siempre me pareció eso porque mucha gente recuerda fácilmente mi aniversario feliz.
Pero el lunes pasado sentí más que eso. Me llegaron mensajes de texto de gente que no sabía que iba a acordarse de mí. Desde las 12 de la noche y durante todo el día, me llamaron, me mailearon y me textearon muchas muchas personas. Viejos amigos y nuevos amigos.
La tecnología también ayudó, claro. Un mail o un aviso en la cartelera del canal, un recordatorio en facebook o una sopladita de alguien que comenta, y ya está: recibía otro beso de felicitado.
Pero sentí algo. Sentí que tengo mucha gente linda alrededor. Gente que me aprecia. Gente a la que le gusta cursar conmigo, como los teanos. Gente que me extraña y se aparece en la gran ciudad, como mamá y Sami, que viajaron 1200 kilómetros para festejar conmigo. Gente que no se olvida de los lazos sanguíneos, como mi abuela y su descendencia de nietos, todos presentes. Gente como la del trabajo, que la conozco hace poco pero que se acercó a saludar con abrazos fuertes incluidos. Gente de por mis pagos, que no dejó de mandarme su cariño desde el sur.
No es que no supiera que hay gente que me quiere. Pero me sentí especial. Como que las personas que me rodean disfrutan también de estar cerca mío. Y fui muy feliz. Con torta, festejos y departamento repleto.
Ahora, con 21, hay otras responsabilidades, por supuesto. Pero yo creo, que si llegan como está llegando todo, vienen bien.
Para adelante Merlina, ya sos mayor de edad.