domingo, 22 de junio de 2008

Ando ganas de encontrarte

Los domingos como hoy, que veo el sol naranja escondido atrás de los edificios, me dan más ganas que nunca de conocerte. De que ya seamos algo y de que ya seamos íntimos de toda la vida. Los domingos como hoy, que hace frío, me dan ganas de que estemos los dos tirados en la cama mirando por la ventana. Los domingos como hoy, que escucho música a todo volumen, me dan ganas de que cantemos juntos.
Los domingos como hoy, que las plazas se llenan, me gustaría que me conozcas para ir a pasear con vos de la mano. Los domingos como hoy, que se extraña tanto, me encantaría que estuvieras conmigo para no angustiarme tanto. Los domingos como hoy, que trabajé desde temprano, me dan ganas de saber quien sos para quedarnos durmiendo hasta tarde. Los domingos como hoy, que como pasta, me dan ganas de que estemos juntos, así compartimos el plato. Los domingos como hoy, y como cualquier otro domingo, ando ganas de encontrarte.


"Ando ganas de encontrarte de una buena vez por todas. El invierno largo se fue y ya cambiaron las modas" (Los Piojos)

sábado, 21 de junio de 2008

Diez cosas que recomiendo hacer desnudo/a:

1. mirar tele
2. dejar que se seque el pelo
3. caminar por el departamento buscando ropa
4. hidratarse todo el cuerpo con crema
5. hablar por teléfono sin que el otro sepa
6. acostarse, mirar el techo y pensar en la vida
7. desear a alguien
8. regar las plantas
9. arreglarse las uñas
10. hacer el amor

La décima muy especialmente.

sábado, 14 de junio de 2008

Back up

Tres abogadas; Una licenciada en marketing; Una contadora; Una periodista; Una diseñadora; Una relacionista pública; Una psicóloga; Una azafata: Diez en total.
Diez que están lejos, repartidas por el mapa. Cinco acá, cinco allá. Las extraño. A ustedes y a sus rayes. Cada loca con su tema. Cada una con sus cosas. Pero todas las cosas juntas en una mesa, eso me falta. Me faltan diez voces hablando sin escuchar. Me faltan nueve minas bailando sin parar. Me faltan los dedos de mis manos y me faltan manos que agarrar.
Anhelo una mesa larga con diez platos y diez mil anécdotas para contar. Extraño las resacas y los ceniceros con muchas colillas. Me hacen falta los chistes y los comentarios fuera de lugar. Me hacen falta las fotos y las confesiones subidas de tono. Extraño eso y mucho más. Extraño mi back up.


Para mis nueve: Ailin, Macarena, Samanta, Luisina, Paula, Candelaria, Eliana, Clara y Rosela. Las extraño amigas.

martes, 10 de junio de 2008

Apurate

Sí, a vos te digo, nenito. A vos, que sos un novato y no sabes nada. Que tu conocimiento está retrasado dos años. Que recién empezás cuando yo termino. Que tomas té y aprendés a hacer cabezas informativas mientras yo tomo café y grabo móviles o edito en estudios.
A vos, que todavía le tenés miedo a los profesores cuando yo ya los conozco a todos. A vos, que vas a primero mientras yo curso tercero. Pendejito chiquito que en edad sos igual que yo, te estoy mirando.
Me acerco al bar cuando vos estás ahí, entro a redacción cuando vos estás ahí, elijo la ropa del día porque sé que vas a estar ahí. Sí, porque te tengo calado, corazón.
A vos te miro, aunque sepas que te miro y me mires de vuelta sin hacer nada. Aunque te hagas el interesante cuando yo debería ser la diva. Nenito, estoy esperando que hagas algo. Estoy esperando y no tenemos mucho tiempo. Así que apurémonos un poco. Apurate vos (yo ya estoy lista).

sábado, 7 de junio de 2008

Lugar de tránsito

Martina Gusman es una escena de "Leonera".

Antes que nada: aplausos de pie para Pablo Trapero. Su última película, la que se presentó en el festival de Cannes, es una joyita. No me pareció larga, la música elegida a la perfección, el volumen también. Las actrices super nutridas. La protagonista, Martina Gusman (la mujer del director) se luce, y su compañera, en el personaje de Marta, no se queda atrás. Hasta ahí, diez puntos la tarde de cine.
Pero siempre hay un pero. Sí, la señora de al lado. La “Señora”. Paquetísima la señora. Muy de mi barrio. Típica señora de por acá a la vuelta. Se quejaba todo el tiempo. Pero no se quejaba de la película en sí, es más, seguro que le pareció buena. Sino que se horrorizaba con lo que pasaba. Es que a ella no le toca muy de cerca una mujer embarazada, pariendo en la cárcel. Una cárcel argentina, para más detalles.
En mi barrio hay gente de bien. Las calles son sucias pero no tanto. Tienen baches pero no tantos. En este barrio Julia no fue abandonada por su mamá, ni mató sin querer a su novio, ni tiene un affaire con el amante del padre de su hijo, ni le falta plata para los pañales, ni la tocan en las duchas del pabellón.
Ojo, yo soy una más de mi barrio. Y a mí esa situación, gracias a todos los santos en los que no creo, ni siquiera me roza. Pero soy racional. Cuando la mina gritaba por su hijo y pataleaba contra la policía, a mí me parecía lo más humano. Quería agarrar del cuello al cabo y devolver a Tomás. Mi vecina: “¡Ay, qué horror esta chica!”. Cada comentario ordinario de una mujer de clase baja del pabellón para ella era lo más bajo que se podía caer. A la señora todo le parecía grasa. Para mí, era una espontánea exacta de la situación que se vive diariamente en las cárceles de este país.
Yo, me paro de nuevo, y aplaudo más fuerte.